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LA PINTURA COMO PRÁCTICA COMUNICATIVA

"Es necesario analizar la comunicación desde los procesos, pues es en ellos donde se presenta el diálogo que permite un intercambio de ideas y la interacción que construye conocimiento e identidad"

(Jesús Martín-Barbero )

Este proceso de investigación sobre la pintura facial y corporal, realizado en esta comunidad, partió del concepto de prácticas comunicativas, pues no se centró en el “producto” (entendiéndolo como la pintura finalizada), sino en las interacciones y el diálogo que se propicia a lo largo de las dinámicas cotidianas de elaboración de las pinturas, pues es en estas donde la comunidad construye su identidad y se reafirman sus saberes ancestrales.

La teoría de las prácticas comunicativas de Martín-Barbero tiene muchas de sus bases en lo propuesto por Pierre Bourdieu (2007) en su teoría de las prácticas sociales, la cual está planteada desde el estructuralismo constructivista y define las prácticas como el comportamiento inconsciente de los seres humanos en un contexto determinado, que responde a cada uno de los intereses y objetivos que cada quien ha construido socialmente en su vida. Esto quiere decir que los actos de los seres humanos están mediados por ciertas normas establecidas socialmente (estructura) y, también se tienen en cuenta las diferentes opciones e intereses que surgen cotidianamente y que han sido dadas por la historia y experiencias vividas que ha tenido cada individuo.

Martín-Barbero (1990), plantea tres dimensiones de las prácticas comunicativas. La primera de estas hace referencia a las interacciones sociales que le permiten a la sociedad repensarse dentro de un contexto y así reconstruir su orden desde su base. En nuestro trabajo, entendimos esta dimensión a partir de los procesos de interacción que se dan en el momento de realizar la pintura facial y corporal, que, mediante el diálogo y la interacción cotidiana, generan negociaciones entre padres e hijos que permiten reafirmar o poner en cuestión sus saberes ancestrales y construir nuevos conocimientos y prácticas.

La segunda dimensión parte de la coordinación de acciones perdurables en el tiempo y hace posible que la práctica no pierda su significado y adquiera cada vez más sentido. Nosotras entendemos que  la práctica de la pintura facial y corporal ha sido un proceso cotidiano, practicado con regularidad, que no se queda en la mera repetición vacía, sino que es un proceso repetitivo cargado de diferentes significados y sentidos para cada una de las personas que lo realiza.

La tercera dimensión implica una transformación de los modos de sentir y de percibir cierta experiencia, esto hace que en la práctica se dé una transformación a nivel subjetivo y colectivo que modifica, no solo la forma de ver el mundo y de actuar en él, sino también los discursos sobre él. Para nosotras esto se refleja en la apropiación de los saberes ancestrales, pues este proceso produce una modificación de los discursos y de las relaciones que, de una u otra manera, propician un cambio en las personas de la comunidad y transforman la manera como cada uno se entiende dentro de su comunidad y cómo actúan y se relacionan con los demás.

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