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PINTURA FACIAL Y CORPORAL EMBERA

"La pintura facial y corporal Embera está ligada a la visión del mundo que ellos tienen. Un universo de imágenes que, plasmadas en el cuerpo, hablan de las diversas ocasiones en que éstas se llevan"

(Astrid Ulloa)

Para los Embera, la pintura facial y corporal, a lo largo de su historia, ha sido  una práctica que tiene una función de construir identidades, tanto colectivas como individuales, ya que se ha realizado en todo el pueblo y ha construido parte de su identidad. Esta tradición les permite vivir su cultura, sus creencias, y reafirmar su forma de vida y de relacionarse con el mundo.

 

Los Embera tienen situaciones específicas en las que se usa la pintura facial y corporal. En primer lugar se usa en las ceremonias de Jaibaná, las fiestas de iniciación, bailes tradicionales, uso cotidiano, etc. Del mismo modo, el uso de la pintura tiene varias funciones para el pueblo Embera; en general puede ser usada como símbolo de protección, para dar fortaleza, ocultarse de los espíritus, curar enfermedades, diferenciar dialectalmente, identificar, embellecer, enamorar, establecer comunicaciones entre lo cotidiano y las esencias, etc.

 

Autores, como Polo Müller (2006), mencionan que en la práctica de la pintura, el diseño o dibujo plasmado, está cargado de significado más que de mera estética, y es este el que le da su valor cultural. Del mismo modo, las partes del cuerpo donde se plasma el dibujo no son escogidas al azar, sino que también tienen su significado y una carga simbólica.

Por ejemplo,  el ritual del Nepoa, uno de los más importantes en la vida de los niños Embera, pues es allí donde sus padres le comienzan a impartir ciertos saberes que le servirán para cuando sean adultos. Durante nuestra estancia en la comunidad, se realizó este ritual, en él pintaron a un  niño con el fin de que en un futuro tenga mucha fuerza, agilidad y velocidad. En esta ocasión la abuela tomó la pata seca de un venado y lo mezcló con el Kipará, con el fin de proporcionarle al niño la misma agilidad que caracteriza a este animal, la  mezcla se la aplicó al niño  en los brazos, frente, rodillas, espalda y cintura. En los brazos para que el niño tenga fuerza, en la frente para que desarrolle el Kurisia (conocimiento), en las rodillas, espalda y cintura  para que tenga resistencia al correr, al caminar y al cargar objetos pesados.

También está la pintura del Trapiche, uno de los más prácticados en los Dóbida. En una de las visitas a la comunidad observamos que en este ritual la abuela comienzan a pintar a la niña diciéndole: “la figura que le estoy pintando es la del Trapiche porque usted ya está cumpliendo 15 años y para esta ocasión sólo puede llevar este diseño, y en honor a usted y a su cumpleaños vamos hacer una gran fiesta donde vamos a invitar a toda la comunidad para que compartan con usted, además, a partir de ahora usted se puede pintar con colorete rojo para atraer o enamorar a los hombres” (E. Tunay, comunicación personal, septiembre 29 de 2015)

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